Arquitectura Lowtech
¿Qué es el low tech?
El lowtech es un modo de construir que simplifica o reduce la cantidad de instalaciones de una vivienda sin renunciar a confort ni eficiencia energética.
Se trata de implementar la parte pasiva de la vivienda para poder reducir significativamente la parte activa. Si conseguimos que nuestra casa consuma menos energía, necesitaremos menos tecnología para climatizarla y tendremos mayor confort.
No se trata de renunciar a la tecnología y construir de una manera medieval, se trata de utilizar esa tecnología en la fase de diseño de la vivienda para evitar utilizarla en el uso de la vivienda. Si planifico bien mi viaje y estudio el destino al que vamos, podré llevar menos maletas y mi experiencia será mas agradable.
¿Cuáles son las ventajas de ese modo de construir?
Este modo de construir tiene grandes beneficios para el usuario. Por un lado, simplifica mucho el mantenimiento de la casa y reduce el riesgo de averías en sistemas de instalaciones muchas veces basados en patentes comerciales las cuales a largo plazo tienden a desaparecer.
Por otro lado, plantea una mejora en la salud y bienestar de los espacios, mejorando sus propiedades térmicas y reduciendo su dependencia tecnológica.
Esto además de ser una estrategia arquitectónica plantea a los usuarios un refugio en una época donde todo está digitalizado y ligado a la tecnología, situación de la que no somos conscientes hasta que se nos estropea el móvil durante un día. Esto me sucedió hace poco y me encontré con que no podía ni entrar a mi estudio porque no podía quitar la alarma ni ir a una visita de obra sin mi gps.
Creemos que el low tech tiene un mantenimiento mas fácil y una mayor vida útil una tecnologías primaria y elemental, como unas persianas alicantinas que se enrollan con una cuerda.
No se trata de no usar tecnologías en las viviendas, sino de estudiarlas en detalle para reducir el nivel de dependencia técnica, y por supuesto, cada casa es un mundo y tiene condicionantes distintos.
¿Cómo se hace?
Este diseño exige una planificación mas minuciosa del comportamiento energético de la vivienda y de su construcción. En lugar de invertir en aparatos, vamos a invertir en un diseño previo que nos permita prescindir o reducir el alcance de esos aparatos.
Se trata de implementar la parte pasiva de la vivienda y reducir la parte activa, es decir, diseñamos en viviendas que se calientan por el sol los meses mas fríos y que tienen sistemas de climatización naturales los meses cálidos, que no tienen puentes térmicos o que tienen mucha inercia térmica.
Estos criterios climáticos de diseño se traducen en que para climatizar la casa vas a poder reducir significativamente las instalaciones de la misma y prescindir de complicados sistemas dado que tu casa va a estar prácticamente climatizada de manera natural.
Si tuviésemos que hacer un símil sería el de la gastronomía del país vasco, como ejemplo de low tech, frente a la gastronomía francesa como ejemplo de la elaboración compleja que queremos evitar. En la gastronomía vasca se comienza el plato eligiendo el producto y teniendo muy claro como se va a preparar. Esto lleva una investigación previa, un conocimiento de proveedores, temporada y procesos. Una vez tenemos eso claro, el proceso de elaboración es sencillo, pero sabiendo claramente los pasos que hay que seguir y dándolos en el orden correcto: comprar la carne adecuada, el día adecuado, con el corte adecuado. Tener un buen aceite, una sal de calidad y una brasa fuerte por donde la carne va a pasar el tiempo adecuado.
Nuestro proceso arquitectónico es similar a este proceso. Diseñamos las ventanas, tamaño y orientación calculando la incidencia solar que vamos a tener en cada momento del año. Buscamos desnudar el edificio de capas innecesarias y trabajamos materiales vistos que sean estructura y ornamento, trabajamos aislamientos naturales como el corcho, que quedan vistos, y piscinas sin sistemas de depuración de cloro sino con plantas filtrantes que eliminan la depuradora eléctrica.
El resultado son casas sinceras, donde la estética va de la mano de su construcción y su climatización, y donde el mantenimiento es muy primario y sencillo.
En la arquitectura low tech se reivindica una simplificación de la vida mediante la planificación del diseño, es decir, pensar más lo que vamos a hacer para poder hacer menos, un proceso idéntico al que sigue una economía desarrollada donde el conocimiento y los servicios son un motor por delante de la industria.